Visitas

9 de junio de 2015

De titulación, cajas y bolsas de plástico y la sabiduría que deja caminar.






“He crecido tanto en los últimos años, lo malo es que de estatura sigo igual.”
Ricardo Silva.



Nunca había tenido sentido para mí la frase popular que dice; “Lo importante no es el destino, sino el camino”, la escuchaba como eso, una frase que repiten sin cesar en el chal con las amigas, en algunos anuncios publicitarios con falta de imaginación, en algunas películas y uno que otro libro que ya hace años leí.
 Hasta hace unos días le di mi propio significado y significancia, pues he subestimado la dimensión de la sabiduría que llevaba consigo, así como subestimas amantes potenciales cuando conoces uno de sus hábitos que no te hace clic y prescindes de él. ¡Sí! Justo así.

En los últimos cinco años he vivido varias vidas, cada una de ellas con una moraleja como título que se pueden ver claramente en la expresión de mi entrecejo y mi boca al sonreír, al final del capítulo me repito el ahora mantra “todo tarde o temprano se conecta” del gran señor Jobs.

He vivido en varias casas, en varios hogares, diferentes escenarios, en varios mundos, alguna que otra escala y todo irónicamente en el mismo planeta. Tantas frases y estribillos han resultado de esos viajes una mejor versión de mí mismo. Yo pienso que nadie se debería de dormir sin antes reconocer lo que aprendió en el día. Ya sé, ella la capacitadora!

No ha sido una lección fácil el reestructurar y crear nuevas ecuaciones de como percibo el mundo y sus miles de telarañas, no ha sido fácil estimular mis conexiones neuronales para encontrar nuevos sentidos, no ha sido fácil educar, que digo educar, domesticar mis emociones para que trabajen para mí y no me dejen por el primer postor barbón y con los iliacos perfectamente definidos a la primera crisis financiera.

Nota: Tienes que parar y preguntarle al señor sabio –Google- que son y entenderás, yo me acabo de enterar.

No ha sido para nada fácil pisar terrenos desconocidos para mi zona de confort, subir algunos cerros y caerse en contadas ocasiones, a veces por auto sabotaje a veces por pendeja, pero que le voy a hacer humano tenía que ser.

En cambio he caído en cuenta que mi vida no es eso que guardo en cajas de cartón, en bolsas de Inditex y tiendas departamentales famosas, cual anciana, mis recuerdos no son los gigabytes de fotos que almacenas en discos externos o en dropbox, mi vida no son los discos que adornan un mueble, y eso que mis amigos y el universo saben cómo amo los discos. Mi inteligencia no son los libros que decoran la entrada de mi casa con ese olor que cautiva a quien gusta por las letras, ni los que tengo en versión pobre, o sea digital.

Tampoco las sábanas, las almohadas y las fundas se salvan, ni que decir de la cama, esos artefactos no son el amor que he aprendido a dar.  Todos esos cachivaches que aún escrito esto, seguiré almacenando con tanto recelo, nada de eso para mí significa tanto como el right here right now, eso bien me lo enseñó mi australiana favorita.

Con tantas mudanzas y el robo a casa habitación, he aprendido a mirar las cajas y las bolsas  de otra manera, de una manera más agresiva y menos melancólica, cartón y plástico que retienen objetos que alguna vez utilizaste o dejarás de utilizar eventualmente.

Parafraseando a Henry Miller y su estar tranquilo, sobrio y algunas veces borracho, pero siempre sereno y bien despierto, me recordó que la mayoría de las veces da igual la marca de zapatos, no importa tanto como el pensar que fueron el medio de transporte de tanta locura y elocuencia en un solo destino, al final terminan arrumbados cansados y semigastados listos para forrarse en plástico una vez más.

No importa tanto vestir a la moda como coleccionar la última tendencia en experiencias y accesorios que cuelgan de mi cuello hasta los pies, no importan tanto las bolsas o las mochilas o las películas que duermen en el armario, polvo eres en cajas te convertirás. Lo material y lo efímero son para mí como herramientas que ayudan al ejercicio diario del vivir y evitar a toda costa sobrevivir.

Lo importante es el destino, sino el camino, lo divertido fue cómo me chingué para juntar dinero para comprarme la computadora que tanto quería, al final cuando la tuve el nivel de excitación disminuyó y se volvió en un artefacto más. Estoy considerando seriamente en hacer un poster con esa frase acompañada de una linda tipografía.

X, sigamos!

Vivir y su definición cambia como cambio de calzones, como cambio de opinión sobre la camisa que usaré o como cambio de opinión al elegir un outfit, vivo al fin.


 Pero ¿Por qué guardar algo que ya te fue funcional y te hizo feliz con tanto maldito recelo?

Todos sabemos nuestras respuestas, hacerse la rubia no es retórica!

En mi caso es porque toda esa después basura, me recuerda episodios de mi camino.

Como cuando hacemos limpieza profunda en nuestro cuarto después de un largo período de no hacerlo y pareciera que en cualquier momento una cabra saldrá corriendo de lo cerdo que estaba,  justo así mi cabecita y el impulso del lunes  tan fuerte que viví hace unas horas y mi musa rodeando de nuevo mi habitación, henos aquí a altas hora de la noche echándoles el chal.

Pues  hoy fue la toma de protesta de mi titulación y antes de dormir quisiera compartir mi moraleja, ya sé una vez más ella la capacitadora.

Cuando era estudiambre, más joven, rozagante y sin lentes, soñaba en diferentes ocasiones el momento que obtendría mi título universitario, dependiendo mi estado de ánimo era la producción de la escena, a veces era tan aburrido como ver tu uña crecer y otras veces pirotécnica y animales hacían acto de presencia, ja! No se crean, recurso literario.

 Pensaba en mis adentros cuando ese día llegara y cuando al fin apareció casi 5 años de retraso simplemente no significó nada, nada, un auditorio lleno de nuevos licenciados que en la vida volveré a ver, aplausos falsos de los familiares como recurso de ansiedad mientras pasaba su hijo, algunos con nervios de pasar a recibir su papelito y otros queriendo salir corriendo de ahí lo más pronto posible. Un auditorio bien organizado, aseado y con unas enormes cortinas bordadas con hilo dorado el escudo de mi alma mater, todo muy mono muy elegante muy azul y dorado muy a su estilo.

Cuando ya por fin era mi turno, no pensé nada, fue como ir por una vacuna, necesaria más no deseada, pero oh sorpresa! Al mirar entre el público a mi padre lleno de lágrimas aplaudiéndome sin temor a lastimar sus articulaciones, y después de la ceremonia me recordó cada paso como llegué hasta ahora. Fue en ese preciso momento donde recordé en menos de dos segundos todo lo que hice para llegar a esa meta, todas las anécdotas de carretera, de desvelo y metrobús,  me arrancaron una gran sonrisa que hizo juego con mi moño negro minuciosamente combinado.

 No fue el evento con menos de 30 minutos de duración, no fue el mentado papel o el número de cédula registrado ante la SEP, lo importante no es el fucking título, lo que realmente importa es lo que has hecho por llegar a ella y poderla compartir con la gente que me vio correr y partirme la madre tantas veces.


Mi vida y mi profesión no son esos papeles y credenciales, serán artefactos que me recordarán las próximas metas y quizá  solo por eso los guardaré con recelo.

2 comentarios:

  1. Se ve las cosas como la mayoria de las veces son, no nos importan al principio pero al ver los resultados de nuestro esfuerzo es donde nos damos cuenta de que tanto valen las cosas e incluso las mas sencillas o las mas complejas, no nos conocesmo bien pero de lo escaso que se de ti, se ve la calidad de persona inpregnado en tus letras..namaste

    ResponderEliminar
  2. Yo soy testigo de todas las barreras que tuviste que pasar. Es hermosa la manera en que cuentas todas las desventuras a las que te enfrentaste para conseguir ese papelito, pero de igual forma el saber que todo ello lo pasaste con el apoyo de las personas que más te quieren resulta gratificante y todo para obtener un éxito más en tu vida.

    ResponderEliminar

Compartir