Ricardo Silva.
Nunca había tenido sentido para mí la frase popular que dice; “Lo
importante no es el destino, sino el camino”, la escuchaba como eso, una frase
que repiten sin cesar en el chal con las amigas, en algunos anuncios
publicitarios con falta de imaginación, en algunas películas y uno que otro
libro que ya hace años leí.
Hasta hace unos días le di mi propio significado y significancia, pues he subestimado la dimensión de la sabiduría que llevaba consigo, así como subestimas amantes potenciales cuando conoces uno de sus hábitos que no te hace clic y prescindes de él. ¡Sí! Justo así.
Hasta hace unos días le di mi propio significado y significancia, pues he subestimado la dimensión de la sabiduría que llevaba consigo, así como subestimas amantes potenciales cuando conoces uno de sus hábitos que no te hace clic y prescindes de él. ¡Sí! Justo así.
En los últimos cinco años he vivido varias vidas, cada una de
ellas con una moraleja como título que se pueden ver claramente en la expresión
de mi entrecejo y mi boca al sonreír, al final del capítulo me repito el ahora
mantra “todo tarde o temprano se conecta” del gran señor Jobs.
He vivido en varias casas, en varios hogares, diferentes
escenarios, en varios mundos, alguna que otra escala y todo irónicamente en el
mismo planeta. Tantas frases y estribillos han resultado de esos viajes una mejor
versión de mí mismo. Yo pienso que nadie se debería de dormir sin antes
reconocer lo que aprendió en el día. Ya sé, ella la capacitadora!
No ha sido una lección fácil el reestructurar y crear nuevas
ecuaciones de como percibo el mundo y sus miles de telarañas, no ha sido fácil
estimular mis conexiones neuronales para encontrar nuevos sentidos, no ha sido
fácil educar, que digo educar, domesticar mis emociones para que trabajen para
mí y no me dejen por el primer postor barbón y con los iliacos perfectamente
definidos a la primera crisis financiera.
Nota: Tienes que
parar y preguntarle al señor sabio –Google- que son y entenderás, yo me acabo
de enterar.
No ha sido para nada fácil pisar terrenos desconocidos para mi
zona de confort, subir algunos cerros y caerse en contadas ocasiones, a veces
por auto sabotaje a veces por pendeja, pero que le voy a hacer humano tenía que
ser.
En cambio he caído en cuenta que mi vida no es eso que guardo en
cajas de cartón, en bolsas de Inditex y tiendas departamentales famosas, cual
anciana, mis recuerdos no son los gigabytes de fotos que almacenas en discos
externos o en dropbox, mi vida no son los discos que adornan un mueble, y eso
que mis amigos y el universo saben cómo amo los discos. Mi inteligencia no son
los libros que decoran la entrada de mi casa con ese olor que cautiva a quien
gusta por las letras, ni los que tengo en versión pobre, o sea digital.
Tampoco las sábanas, las almohadas y las fundas se salvan, ni que decir de la cama, esos artefactos no son el amor que he aprendido a dar. Todos esos cachivaches que aún escrito esto, seguiré almacenando con tanto recelo, nada de eso para mí significa tanto como el right here right now, eso bien me lo enseñó mi australiana favorita.
Tampoco las sábanas, las almohadas y las fundas se salvan, ni que decir de la cama, esos artefactos no son el amor que he aprendido a dar. Todos esos cachivaches que aún escrito esto, seguiré almacenando con tanto recelo, nada de eso para mí significa tanto como el right here right now, eso bien me lo enseñó mi australiana favorita.
Con tantas mudanzas y el robo a casa habitación, he aprendido a
mirar las cajas y las bolsas de otra
manera, de una manera más agresiva y menos melancólica, cartón y plástico que
retienen objetos que alguna vez utilizaste o dejarás de utilizar eventualmente.
Parafraseando a Henry Miller y su estar tranquilo, sobrio y algunas veces borracho, pero siempre sereno y
bien despierto, me recordó que la mayoría de las veces da igual la marca de
zapatos, no importa tanto como el pensar que fueron el medio de transporte de
tanta locura y elocuencia en un solo destino, al final terminan arrumbados
cansados y semigastados listos para forrarse en plástico una vez más.
No importa tanto vestir a la moda como coleccionar la última tendencia
en experiencias y accesorios que cuelgan de mi cuello hasta los pies, no
importan tanto las bolsas o las mochilas o las películas que duermen en el
armario, polvo eres en cajas te convertirás. Lo material y lo efímero son para mí
como herramientas que ayudan al ejercicio diario del vivir y evitar a toda
costa sobrevivir.
Lo importante es el destino, sino el camino, lo divertido fue cómo
me chingué para juntar dinero para comprarme la computadora que tanto quería, al
final cuando la tuve el nivel de excitación disminuyó y se volvió en un
artefacto más. Estoy considerando seriamente en hacer un poster con esa frase
acompañada de una linda tipografía.
X, sigamos!
Vivir y su definición cambia como cambio de calzones, como cambio
de opinión sobre la camisa que usaré o como cambio de opinión al elegir un
outfit, vivo al fin.
Pero ¿Por qué guardar algo
que ya te fue funcional y te hizo feliz con tanto maldito recelo?
Todos sabemos nuestras respuestas, hacerse la rubia no es
retórica!
En mi caso es porque toda esa después basura, me recuerda
episodios de mi camino.
Como cuando hacemos limpieza profunda en nuestro cuarto después de
un largo período de no hacerlo y pareciera que en cualquier momento una cabra saldrá
corriendo de lo cerdo que estaba, justo
así mi cabecita y el impulso del lunes
tan fuerte que viví hace unas horas y mi musa rodeando de nuevo mi
habitación, henos aquí a altas hora de la noche echándoles el chal.
Pues hoy fue la toma de
protesta de mi titulación y antes de dormir quisiera compartir mi moraleja, ya
sé una vez más ella la capacitadora.
Cuando era estudiambre, más joven, rozagante y sin lentes, soñaba
en diferentes ocasiones el momento que obtendría mi título universitario, dependiendo
mi estado de ánimo era la producción de la escena, a veces era tan aburrido
como ver tu uña crecer y otras veces pirotécnica y animales hacían acto de
presencia, ja! No se crean, recurso literario.
Pensaba en mis adentros cuando ese día llegara y cuando al fin apareció casi 5 años de retraso simplemente no significó nada, nada, un auditorio lleno de nuevos licenciados que en la vida volveré a ver, aplausos falsos de los familiares como recurso de ansiedad mientras pasaba su hijo, algunos con nervios de pasar a recibir su papelito y otros queriendo salir corriendo de ahí lo más pronto posible. Un auditorio bien organizado, aseado y con unas enormes cortinas bordadas con hilo dorado el escudo de mi alma mater, todo muy mono muy elegante muy azul y dorado muy a su estilo.
Cuando ya por fin era mi turno, no pensé nada, fue como ir por una vacuna, necesaria más no deseada, pero oh sorpresa! Al mirar entre el público a mi padre lleno de lágrimas aplaudiéndome sin temor a lastimar sus articulaciones, y después de la ceremonia me recordó cada paso como llegué hasta ahora. Fue en ese preciso momento donde recordé en menos de dos segundos todo lo que hice para llegar a esa meta, todas las anécdotas de carretera, de desvelo y metrobús, me arrancaron una gran sonrisa que hizo juego con mi moño negro minuciosamente combinado.
No fue el evento con menos de 30 minutos de duración, no fue el mentado papel o el número de cédula registrado ante la SEP, lo importante no es el fucking título, lo que realmente importa es lo que has hecho por llegar a ella y poderla compartir con la gente que me vio correr y partirme la madre tantas veces.
Pensaba en mis adentros cuando ese día llegara y cuando al fin apareció casi 5 años de retraso simplemente no significó nada, nada, un auditorio lleno de nuevos licenciados que en la vida volveré a ver, aplausos falsos de los familiares como recurso de ansiedad mientras pasaba su hijo, algunos con nervios de pasar a recibir su papelito y otros queriendo salir corriendo de ahí lo más pronto posible. Un auditorio bien organizado, aseado y con unas enormes cortinas bordadas con hilo dorado el escudo de mi alma mater, todo muy mono muy elegante muy azul y dorado muy a su estilo.
Cuando ya por fin era mi turno, no pensé nada, fue como ir por una vacuna, necesaria más no deseada, pero oh sorpresa! Al mirar entre el público a mi padre lleno de lágrimas aplaudiéndome sin temor a lastimar sus articulaciones, y después de la ceremonia me recordó cada paso como llegué hasta ahora. Fue en ese preciso momento donde recordé en menos de dos segundos todo lo que hice para llegar a esa meta, todas las anécdotas de carretera, de desvelo y metrobús, me arrancaron una gran sonrisa que hizo juego con mi moño negro minuciosamente combinado.
No fue el evento con menos de 30 minutos de duración, no fue el mentado papel o el número de cédula registrado ante la SEP, lo importante no es el fucking título, lo que realmente importa es lo que has hecho por llegar a ella y poderla compartir con la gente que me vio correr y partirme la madre tantas veces.
Mi vida y mi profesión no son esos papeles y credenciales, serán
artefactos que me recordarán las próximas metas y quizá solo por eso los guardaré con recelo.
Se ve las cosas como la mayoria de las veces son, no nos importan al principio pero al ver los resultados de nuestro esfuerzo es donde nos damos cuenta de que tanto valen las cosas e incluso las mas sencillas o las mas complejas, no nos conocesmo bien pero de lo escaso que se de ti, se ve la calidad de persona inpregnado en tus letras..namaste
ResponderEliminarYo soy testigo de todas las barreras que tuviste que pasar. Es hermosa la manera en que cuentas todas las desventuras a las que te enfrentaste para conseguir ese papelito, pero de igual forma el saber que todo ello lo pasaste con el apoyo de las personas que más te quieren resulta gratificante y todo para obtener un éxito más en tu vida.
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