El hecho de que no les haya ido bien en el amor, no quiere decir que no exista, hoy dedico este pequeño cuento a todos aquellos soldados que buscan victoria en sus corazones y gasolina para sus sonrisas, espero que les guste, ha sido espontáneo. :D
Sebastián tuvo un pésimo día,
pues es uno de esos momentos en los que se cree que no hay motivos suficientes
para regalar sonrisas desperdiciadas a la contaminada intemperie.
Decidió alejarse de la monotonía
y dentro de la urbe escapó a un lugar que vestía de verde, se respiraba naturaleza
y olía lo mismo, caminaba por ahí con rumbo desconocido aun para él.
Mientras miraba fijamente el
camino que sus pies recorrían, Sebastián notó ruidos extraños, pues fue la
primera vez que no le agradó del todo el sonido de las hojas secas tronando,
nervioso interrumpió su camino y exploró el área sigilosamente y en la lejanía
notó que una persona pasaba por ahí. Decidió acercarse para reflejar en sus
ojos la respuesta a su curiosidad. Pero
al ya estar más cerca de la escena del crimen, pudo notar como esa sombra se
iba desapareciendo poco a poco.
El intrigado decidió regresar a
casa, pero eso no es todo! – Decidió regresar al día siguiente, teniendo ayuda
de la conspiración del cosmos y sus estrellas y un poco de suerte para repetir
aquel encuentro furtivo, que a pesar de haber sido prácticamente nulo, fue lo más
real que había sentido en mucho tiempo.
Sebastián regresó al mismo lugar,
la diferencia la hacia el outfit y la hora, llegando más temprano para no
perderse detalle alguno, como es de esperarse en este tipo de cuentos clichés, pasaron
casi 40 minutos cuando la misteriosa sombra apareció, Sebastián corrió tanto
que parecía que volaba.
Cuando llegó hacia la sombra,
gritó en tono suave “Hola” la sombra se detuvo y lentamente camino hacia él,
cuando la sombra se iba difuminando y cada vez tenia mas forma de ser humano,
el corazón de Sebas era el de un colibrí. Al mirarse fijamente solo pudo pensar
una cosa. ¡Qué bello hombre! Preguntó su nombre, el otro con semejante
elegancia y delicadez respondió Carlo! -
su respiración se detiene por un momento al descubrirse en un universo al que había
esperado tanto llegar, sus ojos se sintieron bajo un extraño hechizo de media
noche, como si la luna conspirara para que los pasamientos evaporados ahí,
fueran de lluvia que volvían a las nubes iluminándolas y haciéndolas
resplandecer con tal fuerza que pareciera que el mar se iba al cielo.
Esa sensación titánica que
arrancaba a suspiros los ojos grandes pero inocentes de aquel espectador que
ante tal belleza su cuerpo sucumbió, no podía más contenerse, enajenados uno
del otro, 1corazón 300 latidos por segundo, dos manos en el rose y un cuerpo
que se reusaba a compartir con el aire el orbital, decidieron sin más fundirse más
allá de los labios, más allá de las manos, más allá del cuerpo y del
entendimiento habitual, era un mundo creado al tocarse uno al otro.
Crecía con cada arritmia controlada de aquellos jóvenes y rojos corazones, un mundo que no sabía de
dolor, desconocía temores y que estaba enteramente dispuesto a crecer y llegar
tan lejos como el hombre nunca ha podido.
Envidia más pura hasta la bandera
postrada en la joroba de luna causaba este encuentro que mas que utópico
inusual. Pareciese una eternidad cuando
sólo 29 segundos habían pasado desde la mirada inicial.
Un lugar en donde la cronología
aguafiestas inventada por los blancos no afecta momentos invaluables en el
tesoro de lo que sus historia comenzaba apenas a escribirse, era este el primer
roce de la tinta con el papel, de una historia en la que no se quiere saber de
finales ni introducciones y clímax innecesarios de lo que realmente sumaba
relevancia a su frágil pero sin igual historia.
Por fin los dos descubrieron que
tras los suspiros y las rosas, había un código jamás inventado que tenían que
aprender a alimentar, aprender a volar sin necesidad de alas, respirar sin
abrir la boca, suspirar imitando el viento, hablar sin necesidad de palabras,
amar sin decirlo.
Un amor encerrado en la ternura
de sus protagonistas, limpio, nuevo y vigorizante, con temores que ayudaran a
reforzar cada vez más el castillo en que creían haber vivido encerrados, cuando
en realidad habían tratado de entrar todo este tiempo.
Sebastián abandonó el cuarto más
alto, para estrenar su corazón que por años permaneció cautivo y enterrado
dispuesto a entregarse y desempolvar su alma y reparar su sonrisa lastimada. Dispuestos
los dos emprendieron un viaje sin maletas con fantasmas y luz, el destino era
un apartado lugar.
Carlo lo tomo entre sus brazos por el resto de muchos años, nunca se supo nada de ellos, corrió el rumor que se les ha visto en el cielo coloreando nubes, y otros aseguran que los han visto caminar por las calles magestuosas del centro histórico, su relato se ha convertido en un mito urbano dulce de digerir.
Se ha convertido en un triunfo de la duda, ahora su
hogar es una pintura, que cada que ellos se miran, se admiran y se besan, es también
los colores que dan vida a esa obra de arte que llaman relación y tratan de
pintarla y contarla al mundo.
Mito urbano o leyenda de
envidiosos, solo tal vez para pocos una historia de amor que nació de la
incertidumbre, creció y se divorcio de la duda, un amor es el resultado de dos cómplices,
extraños para el pueblo.
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